lunes, febrero 27, 2006
ARENA y la campaña de la vergüenza -
Se ha llamado “muro de la vergüenza”, a la muralla que el gobierno de Estados Unidos pretende construir en su frontera con México, para evitar el ingreso de más inmigrantes que huyen de la miseria y buscan en el país más poderoso del mundo su única oportunidad de obtener ingresos para su sobrevivencia y la de su grupo familiar.El nombre no pudo ser más exacto, porque vergüenza es lo que causa no sólo la construcción del muro, sino también la criminalización de la permanencia ilegal en territorio estadounidense, la negación de la ciudadanía a los hijos de los indocumentados, la penalización de cualquier acción solidaria en favor de los inmigrantes ilegales y las demás medidas similares impulsadas por el gobierno que pregona la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos en el resto del mundo.“El muro de la vergüenza” (aún más abominable que el trágico muro de Berlín) sólo evoca el desprecio, el egoísmo, la hipocresía, la falta de ética y la insensibilidad que padecen los neoconservadores que ocupan la Casa.Su muro ofende la dignidad de los mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, nicaragüenses y ecuatorianos que son expulsados por los gobiernos neoliberales que destruyeron (por presión de los organismos financieros internacionales) la agricultura y todo el aparato productivo nacional, abrieron la economía a las empresas transnacionales y utilizaron los recursos del pueblo para el pago de la inmoral deuda externa. Bien, los ultraderechistas salvadoreños coinciden tanto con los halcones que han ordenado el levantamiento del muro, que provocan igual vergüenza por la forma irresponsable y repugnante con la que realizan la actual campaña electoral, que calumnian a la izquierda y ofenden a la inteligencia de la población, como ya lo hemos señalado en otros editoriales.Demostrémoslo. Al presidente Saca no sólo no le importó la incompatibilidad de fungir como jefe de Estado y al mismo tiempo ser el presidente de su partido político, sino que también decidió violar la Constitución de la República y encabezar la campaña arenera por todo el país, aprovechando su popularidad de “presidente mediático”. Esto, a pesar de que el artículo 82 de la Carta Magna se lo prohibe por ser el Comandante General de las Fuerzas Armadas, tal como lo denunció Rodolfo Parker, Secretario General del Partido Demócrata Cristiano (PDC).Además, el mandatario incurre en delitos de fraude electoral penalizados por 6 años de prisión no excarcelables, al condicionar la realización de obras públicas y la ejecución de recursos nacionales a los votos por los candidatos de su partido, en todos los municipios donde se ha presentado. En Guaymango, Ahuachapán, aseguró que la continuidad del pago de los miserables 15 dólares del programa Red Solidaria sólo se garantiza votando por los candidatos a diputados de ARENA; mientras en San Francisco Menéndez, también en Ahuachapán, advirtió que la carretera de Garita Palmera y otras obras sólo serán posibles si es reelecto el actual alcalde oficialista. Estas acciones del presidente causan tanta vergüenza, que deben -igual que el muro- llamarse “la campaña de la vergüenza”.
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