martes, marzo 23, 2010

Monseñor Romero y los 30 años de su martirio.

La primera vez que escuché de Monseñor Romero fue a mis 10 años, lo recuerdo perfectamente. Mis papás nos hablaron de lo que había sucedido con él y que incluso había una película que mostraba el asesinato, mis hermanos y yo los urgimos para verla: era la del actor Raul Julia.

No creo que ninguna película me haya impactado tanto como esa. No hasta ahora. Sé que no todo lo que se plantea en ella fue real pero nos da una idea. Mi mamá siempre fue la precursora de llevarnos bibliografía para leer sobre la obra de Monseñor Romero y enseñarnos lo importante que fue su vida y ejemplo para todos los salvadoreños.

Escuchar sus homilías en CD fue una gran onda. Uno aprende a ver la vida de otra forma, uno se da cuenta de la importancia de la solidaridad, de la importancia de hacer bien las cosas, en definitiva, de aprender a vivir.

Monseñor Romero fue un crítico de dimesiones monumentales, un defensor de los derechos humanos de primer nivel, un pastor cercano y humano, un amigo, un hermano. Su legado prevalece para inspirarnos a vivir en un país que todos soñamos, donde exista igualdad, paz, justicia, respeto.

No me importa si algún día llega a ser beato o santo, me importa lo que ha dejado en mi vida, lo que significa su vida y ejemplo para nuestra generación, eso es invaluable.

1 comentario:

Denis Ortíz dijo...

Como uno lo quiera un santo, un martir, o lo que sea Monseñor Romero es Monseñor Romero, el salvadoreño mas conocido en el mundo, y aunque su homicidio aun siga impune el siempre vive en nuestros corazones.