Nunca antes vimos a un país tan unido en torno a un objetivo nacional. La imagen que nos mostraron millones de aficionados el pasado sábado fue inmejorable. El Salvador se preparó no solo para ver un partido de fútbol sino también para apoyar un objetivo nacional. “Sí se puede” y “Sí se pudo”, fueron las frases más recurrentes. Al final, todo se hizo bien. El juego fue en equipo, nadie quiso ser más que otro, todos respondieron a un mismo planteamiento.
Solo miremos la diferencia. Para los políticos llenar el Cuscatlán les cuesta varios cientos de miles de dólares. Hay que contratar buses para mover a la gente y darles alimentos o dinero para comer, lo que permite mantenerlos un par de horas sentados. Aun así, se van antes de que terminen los discursos. Para ver a “la Selecta” hay que sufrir, ahorrar, hacer largas colas y llegar muy temprano para conseguir la ubicación adecuada. Uno es por obligación, el otro por deseo, esta es la gran diferencia. ¿Será que a nuestra política le falta la emoción que nos lleve a desear luchar en contra de lo que hoy tanto nos está afectando como país?Le deseamos lo mejor a nuestra selección el día de hoy que juega contra Honduras.
1 comentario:
Es que cuando las cosas nos dan esperanzas es más fácil unirse, ser un país. Y desde acá a mandarle buenas vibras a la Selecta!
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